Para los amantes de los automóviles clásicos, poder adquirir uno para
disfrutar lo máximo de su ocio preferido en su tiempo libre es algo
inigualable. Los coches clásicos
son aquellos que tienen más de 20 años desde su fabricación y en caso
de no disponer de esa fecha, serán 25 años desde su matriculación. Con
tantos años cargados, ya llevan demasiados años que se dejaron de
fabricar los coches y las propias piezas de repuesto para los mismos.
Para disfrutar de este tipo de coches se existen numerosas
actividades como las exposiciones, las competiciones, las convivencias, y
lo habitual es que el propietario de un vehículo de estas
características se inscriba en una asociación sin ánimo de lucro en la
que haya varias personas con similares aficiones. Estos vehículos
ofrecen una serie de ventajas y desventajas a sus dueños, por lo que
pueden ser viables o no, según el grado de interés que se tenga por
ellos.
Una de las ventajas más notables es que al ser considerado como coche
clásico, el automóvil deja de pagar el impuesto de circulación que el
resto de vehículos si pagan. El seguro de responsabilidad civil
obligatoria también ofrece ventajas ya que el precio del mismo es muy
inferior en comparación a los precios normales (no obstante, las
aseguradoras exigen una serie de requisitos al propietario del coche
clásico para contratar este seguro: tener un coche principal y usar el
clásico solo ocasionalmente; circular con el coche un máximo de 5.000 km
al año).
Las desventajas que se pueden mencionar de los coches clásicos es que
con cierta normalidad se pueden dañar debido a que las piezas son
bastante viejas y por lo tanto fáciles de deteriorarse. Los mecánicos en
gran parte y a no ser que tengan una amplia experiencia (de más de 25
años), podrían desconocer el sistema del vehículo, lo que le
dificultaría su reparación y por último, las piezas de recambio a veces
puede resultar muy difícil de encontrar debido a que ya hace mucho
tiempo que dejó de fabricarse el vehículo.